viernes, 4 de julio de 2008

CIBERCRISTO


Cibercristo... despiértame, ahora que soy un cadáver. He caído drogado anoche. Por favor, dame un sermón nuevo desde las montañas metálicas. Un sermón tan luminoso como tu rostro robotizado.
Sé que caminas entre los justos. Y que además me amas. Qué puedo hacer para salir de este circuito de pecado.
Cuéntame la historia de alguien, que como yo, no conoció la sed verdadera, una ciudad de cables prometida, una vida virgen de pecado. Siempre es preferible un Génesis a un Apocalipsis.
Usaré tu voz eléctrica para perdonar en este día. Aprenderé a ser humilde al girar a toda velocidad, atado a tu cruz mecánica. Me crecerán alas en los pies y en los costados de la frente mientras esté procesando tus salmos. Me vestiré con tu sudario e iré hacia tu oráculo electrónico. No tendré miedo de creer en tu palabra. Los ecos de tu voz entrarán directo a mi cerebro. Una lágrima caerá de mis mejillas. Y mañana seré salvo.

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